Peche ti amo: Capítulo 6

Capítulo 6:
La nota era una despedida. En ella le contestaba todas las preguntas que le había hecho durante tanto tiempo, pero al mismo tiempo le estaba diciendo “adiós”. Eran unas palabras crueles, desgarradoras pero sobre todo honestas. Una parte de ella tan sólo quería llorar, gritar y que todo su cuerpo poco a poco se entumeciera hasta no poder moverse más, hasta que no pudiera luchar más, la otra parte quería descubrir el por qué de esa dura nota. Necesitaba saber si realmente era un adiós o era una forma de pedir que luchara por él, pero lo que más le costaba entender era ¿por qué debía luchar?¿Qué era lo que les separaba y por qué?
Aún helada delante de la puerta de la cocina decidió que debía moverse, no podía quedarse quieta en un lugar que claramente no la querían. Ni siquiera buscó si aún tenía la llave del apartamento, tampoco se terminó de vestir, tan sólo salió tal cual había estado durante todo el rato. Abrió la puerta con la nota aún en la mano y salió al rellano. A lo lejos oía como la vida en el bloque de pisos comenzaba, como algunos niños lloraban y lograba oler el aroma del café recién hecho. El estómago le rugió cuando llegó al portón de la entrada, ayudándola a tomar la primera ruta del día.

A diferencia de otras veces el bar estaba vacío, las mesas aún estaban por colocar, el horno estaba recién encendido y la máquina de café comenzaba a ronronear. Sin esperar a que nadie la invitara se sentó en un sillón, recogió las piernas y se aovillo en el, esperando pacientemente que Ibiki o Kakashi salieran para preguntarle que hacía ahí. Unos segundos tardaron los dos al sentarse al otro lado del sofá, pasarle el brazo por el hombro y arrullarla en su pecho. Aunque se moría de ganar de llorar, se mordió el labio y les miró con el ceño fruncido. Los dos hombres se miraron, sabiendo casi al instante cual era el motivo de su tristeza, y no el de siempre…

- ¿Por qué?- gimió dejando que las lágrimas comenzaran a salir una detrás de otra.- ¿Por qué no me quiere?

Ninguno de los dos habló, tan sólo negaron con la cabeza y prosiguieron con el consuelo. Hinata se dejó consolar por sus amigos, sabiendo que a no dirían nada,
por alguna extraña fidelidad hacia Itachi o por algo que no estaban seguros si ella quería escuchar. Y si debía ser honesta, prefería no saber la verdad, después de todo había asumido como una buena mártir que el amor de su vida tuviera amantes, quizás si se arrancaba el poco orgullo que le quedaba podía seguir amándolo aún sin verle.
Estaba apunto de decidir lo último cuando la puerta del bar se abrió, unas fuertes pisadas se acercaron y una mano muy fuerte la cogía de la muñeca y tiraba de ella. Aún teniendo los ojos cerrados, podría reconocer perfectamente todo de Sakura. Nadie a parte de ella, tenía tanta cara de arrancarla de donde fuera sin miramientos. Rió aún entre lágrimas cuando su querida amiga la arrastró y la metió en su flamante limusina. El conductor la saludó y cuando la jefa entró arrancó el coche. Cuando el coche estuvo en movimiento, la secuestradora tuvo compasión de la secuestrada y dejó que se arreglara minimamente para luego arrancarle la ropa y vestírla a su gusto. Hinata como un perro obediente se dejó hacer. Por primera vez en años, no le molestó que su escandalosa amiga lo que quisiera , más bien lo necesitaba, así podría desconectarse de su dolor y pensar en otra cosa. O por lo menos eso había creído ese día. Al estar completamente arreglada y parecer una persona, reparó que el usualmente alegre rostro de su amiga había desaparecido dejando una máscara de seriedad y dolor. Algo absolutamente impropio de la escandalosa y llamativa Sakura.
Más de una vez intentó entrarle a preguntas, pero ella sutilmente cambiaba de tema haciendo que toda la conversación girara en torno a por qué lloraba, qué habían hecho sus padres y en que ese día se quedaba a dormir a su casa.

- ¿Qué?- logró decir cuando la oferta llegó a su cerebro.
- Si te va bien dormir en mi casa hoy.- volvió a repetir cansada. Por muy entumecida que estuviera por el dolor, conocía a su amiga para saber que algo no iba bien. Nunca pedía algo, simplemente lo hacía y nadie podía negarse, por lo que esa posibilidad de negación era aún más alarmante.

Entre la incertidumbre de los verdaderos sentimientos de Itachi y el desconsuelo de su amiga, toda la mañana le pasó volando, cuando se quiso dar cuenta se encontraba nuevamente en la limusina, con una Sakura extremadamente callada y taciturna. Estuvo un rato pensando en que hacer, pero la mayoría de ideas que le venían a la cabeza era hacerle un cuestionario para sonsacarle la información, pero a medida que había pasado la mañana, comprobó que estaba herméticamente cerrada y que sería imposible hablar de ese tema con ella, por lo que optó por el más peligroso y el que ayudaría a Sakura a salir de su dolor.

- ¿Como sabes si alguien te ama?- preguntó haciendo que Sakura apartara la mirada de la ventana para fijarla en ella.
- ¿Por qué quieres saber eso?- quiso saber extrañada. Hinata si que era hermética referente al amor, por eso sabía que esa era la mejor manera de alejar a Sakura de sus pensamientos.
- Me gusta alguien- comenzó a hablar, deseando que se contentara con lo poco que iba a decir.- y no estoy del todo segura si él siente lo mismo.- murmuró.- ¿Los hombres dejan notitas?

Como bien había calculado Sakura estuvo todo el trayecto dando su opinión referente a las notas masculinas. En ningún momento le exigió saber más, pero al menos había dejado de estar silenciosa y cabizbaja, cosa que alegró un poco más a Hinata.
Al llegar a la enorme mansión de los Haruno, comprendió que no solo su amiga estaba rara, sino todo el personal que estaba ahí. La usual bienvenida que daban las criadas, había sido sustituida por el viejo mayordomo para recogerle las chaquetas y mochilas, los pasillos exageradamente iluminados estaban alumbrados con tan sólo una lámpara que dejaba el resto en la penumbra y para colmo, la sala donde siempre estaba la Señora Haruna cerrada. No hubo ninguna conversación previa a esconderse en la habitación, tampoco la jauría de sirvientas preguntando que quería cenar y muchos menos los padres de su amiga preocupados por ella. Por mucho que en el pasado le hubiera agobiado tanta atención, llegar ahí y sentir esa frialdad tan sólo la hacía sentir aún más triste.

- ¿Quieres darte una ducha antes de cenar?- habló Sakura mientras se quitaba los zapatos.
- Claro, siempre me ha gustado tu baño.- contestó con una sonrisa superficial y deseando que su amiga comenzara a hacer preguntas, pero nada.

Sin quedarse mucho tiempo más en la habitación, huyó al baño donde éste estaba claramente preparado para ella. El vapor había cubierto todo, tan sólo se oía el agua caer y el aroma a sales de baño la invitaban a meterse dentro. No tardó mucho en despojarse de la ropa y entrar en la bañera.
Relajándose estuvo tanto rato que cuando salió, tenia las manos arrugada y las mejillas más sonrosadas de lo normal. Se peinó y secó el pelo y vistió con mucha tranquilidad, después salió y esperó encontrarse a su amiga dispuesta a hacer todo lo que ella ya había hecho, pero en la cama no había nadie. Tan sólo ella y su ilusión apagada. Se sentó en la cama y esperó a que su amiga regresara con las zapatillas que le había prometido darles. Estuvo unos veinte minutos sentada educadamente hasta que comprendió que si no salía su noche no avanzaría nada. Salió de la habitación y bajó para llegar hasta la sala. A medio camino oyó como una puerta se abría y la voz de Sakura hablaba, detuvo su marcha y cambió la dirección hasta llegar al lugar de donde provenían los ruidos. Estaba apunto de entrar cuando una voz familiar resonó dentro de la habitación. La adrenalina se le disparó dentro del pecho, pero antes de comenzar a pensar nada intentó controlar la ansiedad, por lo que cuidadosamente se acercó y miró entre la puerta medio abierta, y ahí estaba él, abrazando a una azorada Sakura mientras lloraba…

¿Qué hacía Itachi con Sakura? 

Comentarios

  1. Me he quedado un poco perdida con el capítulo, aunque el final me ha dejado con demasiadas dudas owo Me paso al próximo owo

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