La Enfermedad del "Amor": Capítulo 5

Capítulo cinco:
Lloro. No entiendo por que lo hago, pero siento como lágrimas calientes salen de mis ojos cerrados. Tengo miedo y no sé por qué. Quiero llevarme la mano a los ojos y quitármelas, pero siento que si lo hago estaré negando un sentimiento que emana desde lo más profundo de mi corazón. Por lo que, con el cuerpo tenso dejo que éstas caigan y empapen mi rostro roto por el dolor. Poco a poco, la sensación de malestar se va desvaneciendo a lo largo de mi pecho y caigo en un profundo y pesado sueño.

Oigo voces que gritan mi nombre. Son de gente que quiero, lo sé, pero aún sabiendo eso no tengo fuerzas para levantarme o hablar. Quiero tranquilizarles, deseo expresarles que estoy bien que no pasa nada, pero tengo los labios sellados y el cuerpo entumecido. A lo lejos, una voz va teniendo más fuerza, más presión y hace que mi inquietud aumente y deseé luchar contra las ataduras que me mantienen inmóvil. Ache. Me llama, él me lama. Él pronuncia mi nombre, con ese tono dulce y triste. Jack me está llamando.

¡Jack! grito y abro los ojos incorporándome de la cama. Estoy sudada, el corazón me palpita fuerte en el pecho y mis pulmones intentan coger tanto aire que duele. Los restos de las palabras se quedan rebotando por las paredes desnudas de mi nueva habitación.
Una cabeza con el cabello desordenado entra en el cuarto. Nei con los ojos abiertos de par en par, las mejillas rojas y con la mano en el corazón me mira asustada. Intento sonreír pero comienzo a llorar. Escondo mi cara entre las piernas y dejo que las lágrimas calientes vuelvan a empapar mi rostro. Sigo sin saber por qué lloro. Sigo sin saber porque Jack vuelve a atormentarme, y ante todo, tengo miedo que ese sueño signifique algo.

El despacho de Sam se burla de mi. La puerta cerrada, con la placa metálica resaltando su nombre y sus licenciatura como si fuera algo de orgullo. Intento tocar para entrar pero tengo miedo. A pesar de que llevamos un año trabajando en el mismo hospital, la suerte ha querido que nunca nos encontremos. Por eso, el hecho de estar parada ahí, inmóvil cogiendo valor para entrar, sea aún más difícil que cualquier otra situación. Sé que él no me odia, más bien aceptó mi petición con los ojos cerrados y jamás intento forzar un encuentro con nosotros. No solamente para facilitar mi incorporación a la plantilla como matrona, sino también para cuidar mi salud. Ninguno de los cuatro que estaban en esa habitación hacía seis años, sabía si lo que le habían hecho a mi cerebro iba a funcionar, pero para evitar cualquier complicación se había resignado a hacerme un seguimiento. Aunque mis padres lo habían exigido yo me negué. Era adulta, podía tomar mis propias decisiones y eso hice.
No sé como reaccionará al verme, tampoco sé si en su despacho hay fotos de él, y tampoco tengo idea de como reaccionará mi cuerpo. Tengo miedo, pero no puedo alargar más la espera. Tomo aire y abro la puerta. Un olor a eucalipto mezclado con alcohol me golpea la nariz, haciendo que mis vías respiratorias se abran para que el aroma queme las paredes. Cuando me repongo del choque me encuentro con unos ojos oscuros sorprendidos mirándome. Veo como tiene intención de levantarse, levanto la mano y le pido que se siente en silencio. Con calma me siento en la silla delante de él, busco las palabras apropiadas para comenzar una conversación pendiente desde hacía seis años.

  • ¿Como estás?- pregunto sintiéndome algo estúpida.
  • Mejor que tú, supongo.- responde incómodo y cogiéndome la mano.- Has soñado con Jack.

Asiento cerrando los puños sobre la mesa. Abre un cuaderno y comienza a apuntar algunas cosas, luego me mira y sin darme tiempo a reaccionar me abraza. A pesar de que tengo ganas de llorar me aguanto, no puedo recaer otra vez. Durante toda la mañana Nei me tuvo entre sus brazos, consolándome sin preguntar. Simplemente no voy a permitir que esa imagen se repita otra vez. Me despego de él con ternura, sonrío y tomo aire.

  • Sólo te lo aviso, porque... - me llevo la mano al pecho, donde todavía mi corazón late con salud.- no tengo ni idea como evolucionaré.

En su mirada capto algo. Baja los ojos al ver que le miro con curiosidad. Se remueve inquieto en el asiento, mientras observa la consulta intentando despistarme. Algo me está ocultando, pero no me lo dirá por mi bien. El corazón me golpea con fuerza en el pecho. Mierda, está aquí. Antes de que las paredes se comenzaran a mover salgo de la habitación. El aire fresco del pasillo me tranquiliza, espero un momento a que pueda volver a actuar con normalidad y me propongo a comenzar mi vida laboral con calma
. No puedo caer, no cuando comienzo a tener una vida de mujer adulta e independiente. No cuando al fin mis padres han olvidado el horrible año que pasé a los diecinueve, y mucho menos cuando siento que podré volver a sentir algo.

  • Hanna, ¿todo bien? - oigo una voz conocida. Levanto la cabeza para encontrarme los ojos chocolate de Evan. Le sonrío y camino hasta él, apoyo la frente en su pecho y dejo que me acune entre sus brazos.- Que rara estás, normalmente no me dejas darte muestras de afecto en público. - sonríe complacido y me besa en la coronilla.
  • Sólo abrázame un poco.- le pido en un hilo de voz.

En silencio me estrecha entre sus brazos, oigo el latido tranquilo de su pecho e intento que el latido cadente del mio se alinee con el de él, pero ni modo. Una parte de mi corazón hacía tiempo que aceptó que esa sincronización jamás la volvería a tener con alguien, pero mi cerebro, se rehusa a creer en ello.
Le suelto y sonrió, me apoyo en las puntas de los pies y le doy un dulce beso en los labios. Él me corresponde antes de marcharse y comenzar su ronda. Le despido con la mano y camino hasta la planta de maternidad. El ruido de llantos, lágrimas y olor a bebé me aleja durante un tiempo de todo el movimiento que estaba ocurriendo en mi interior. Consigo con gran esfuerzo concentrarme en ayudar en cinco partos, limpiar diez traseros y controlar a ocho mujeres con contracciones, cuando mi hora de descanso llega me tiro en el asiento delante de los nidos. Es el único lugar de la planta donde hay tranquilidad. En cierto modo, es el único lugar que me aporta tranquilidad. Sé que es por mi conexión con Jack, que puedo relajarme ahí. Aún, después de años sigo viendo a través de mis ojos cerrados como me abraza, me consuela y me pide un poco más de tiempo. Es verdad que los recuerdos ya no duelen, es verdad que puedo hablar de él con normalidad, pero para llegar a ese extremo tuve que fingir que jamás pasó nada. Si no hubiera tenido ese sueño, seguramente habría terminado pensando que todo lo ocurrido eran simplemente fantasías hechas por mi mente aburrida. Más de una vez, Evan con su mano acariciándome la espalda, me pedía que le contara que tenía en mente, y le relataba una preciosa historia de amor, con un final feliz que se que jamás tendré. Solía esperar que cuando terminara el relato, sentiría algo, pero el corazón me seguía latiendo acompasadamente, por lo que después podía dormir tranquila.

  • Estoy curada. - digo para mi, mirando el techo y distraídamente llevándome la mano al corazón.- Estoy curada.

Cierro los ojos y disfruto casi con lujuria como late pausadamente, durante un segundo se para y vuelve a la carga, pero a diferencia de las otras veces una ligera punzada comienza a extenderse a lo largo de mi pecho. La ansiedad aparece, pero en mi mente no hay ninguna imagen. Por encima de mis latidos escucho unos pasos, asustada me levantó y busco el propietario de los pasos y a lo lejos le veo.
Una vez, escuché que cuando miras a tu enamorado el tiempo se para. La gente deja de tener importancia y sientes que el corazón se te hincha de dicha, pero para mi todo eso es diferente.
Cuando veía a Jack, no sólo el tiempo se paraba, sino mi vida entera. Y ahora, cuando lo veo... no se para, sino se acaba.

Gimo cuando se acerca hasta donde estoy yo, sus ojos me miran con cierto interés pero sin decir nada más pasa de largo. Las piernas me tiemblan y antes de que pueda reaccionar estoy en el suelo, con una fuerte presión en el pecho y recordando con dolor que él no sabe que existo. 

Comentarios

  1. ¡Hola! No había visto que actualizabas esta historia. Me ha dejado un poco confundida el capítulo. Pensé que ella también se había olvidado de él owo

    A ver cómo sigue.

    ¡Cuidate!

    Bye!

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